viernes, 8 de agosto de 2014

Verduras y semántica



¿Verdurería o verdulería?
¿Verdurera  o verdulera?
¿Verdurero o verdulero?
Tengo una pequeña confusión:
En todas partes veo y leo que debe ser verdulera,
pero si lo que vende son verduras
debiera ser verdurera,
pues no está vendiendo verdulas.

¿Y todo esto a raíz de qué?

La miro, la miro, la miro…
Hace tiempo que vengo a comprar a este lugar
y nunca me detuve a mirarla con atención,
quizás mis ojos estaban en otro lugar.

No dejo de mirarla
La miro, la miro… la admiro.
Miro y miro a la verdulera,
es hermosa y esbelta,
es armoniosa en su andar,
es solícita y coqueta
y en su cuello luce un lunar.
La miro y la miro…
La vuelvo a mirar…
Y mientras más la miro...
Más y más envidio al verdulero.

¿O deberé envidiar al verdurero?
¿O ella será verdulera y el marido verdurero?
¡Ayuda por favor, con este problema semántico!

Esquinas



Todos los días me despierto temprano en estas mañanas frías del invierno del sur, alrededor de la cinco de la madrugada y algunos días aún más temprano,  cuando el celular que dormita a mi lado emite algún sonido semiapagado que anuncia la llamada que siempre espero.
Sea a la hora que sea que me despierte, enciendo el computador portátil y me sitúo en alguna de las cuatro esquinas de la pantalla a esperar que pase el viento, siempre atento a las otras doscientos cincuenta y seis, pues nunca se sabe por cual vendrá. Bueno, sé bien que son sólo cuatro esquinas pero cuando estoy impaciente mi mente piensa a nivel exponencial.
Mientras espero trato de escribir cualquier cosa que se me venga a la mente, tal como ahora pienso por cual esquina llegará el viento. De repente pienso y escribo un verso, en otro momento un título que dejo guardado para cuando alguna brisa o viento fuerte traigan  inspiración. Ahora estoy esperando por que esquina se mecen las ramas de los árboles, pero no pasa nada. El día es de calma y no me gusta, prefiero que sople el viento, como suave brisa, cálida caricia o también en iracundo huracán.

jueves, 7 de agosto de 2014

Juguete del tiempo, del amor y del viento



Nací y me crié en el viento, por lo tanto desde pequeño compartí y competí con él y a medida que fui creciendo fui su compañero, fui  su contrincante, él fue mi confidente y yo traté de ser su interprete, fui su amigo y también su enemigo, amigo cuando me daba y enemigo cuando me quitaba y la verdad es que me quitó mucho, pero en la suma y la resta es más lo que me dio. Me dio y aún sigue dando letras y eso es impagable aunque en el tiempo me haya quitado a mis padres, a mi hermano y al último gran amor en los altibajos de un sendero o mejor dicho: en los vaivenes de los tiempos compartidos.
Y así, en el tiempo le escribí a los vientos con nombre propio y habitantes  acariciadores  o arrasantes de algún lugar; por meses o por años transité con cada uno de ellos por sus veredas y avenidas; hice poemas, hice cuentos, escribí libros que nunca publique y por lo tanto nadie leyó; sólo el viento, quizás en alguna puerta dejó mis versos.
De tanto andar buscando vientos, ya me cansé, por eso desde hoy igual seguiré escribiendo, pero según el viento de cada día, de cada ocasión, de cada circunstancia y de cada consecuencia.  Simplemente me dejaré llevar por cada uno hasta el lugar donde mueren todos los vientos.