viernes, 8 de agosto de 2014

Esquinas



Todos los días me despierto temprano en estas mañanas frías del invierno del sur, alrededor de la cinco de la madrugada y algunos días aún más temprano,  cuando el celular que dormita a mi lado emite algún sonido semiapagado que anuncia la llamada que siempre espero.
Sea a la hora que sea que me despierte, enciendo el computador portátil y me sitúo en alguna de las cuatro esquinas de la pantalla a esperar que pase el viento, siempre atento a las otras doscientos cincuenta y seis, pues nunca se sabe por cual vendrá. Bueno, sé bien que son sólo cuatro esquinas pero cuando estoy impaciente mi mente piensa a nivel exponencial.
Mientras espero trato de escribir cualquier cosa que se me venga a la mente, tal como ahora pienso por cual esquina llegará el viento. De repente pienso y escribo un verso, en otro momento un título que dejo guardado para cuando alguna brisa o viento fuerte traigan  inspiración. Ahora estoy esperando por que esquina se mecen las ramas de los árboles, pero no pasa nada. El día es de calma y no me gusta, prefiero que sople el viento, como suave brisa, cálida caricia o también en iracundo huracán.

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